Versos de amor astronómico

Eres como un agujero negro porque me pierdo en ti. 

Eres mi eclipse solar cuando tengo guayabo.

Eres mi anillo de Saturno, que nunca me deja ir.

Eres el sol que me calienta.

Y yo, para ti, soy quizás, sólo una estrella fugaz.

A mi querido amigo Esteban, un lindo satélite de mi planeta.

Te quiero.

Te odio porque te quiero, porque odiar es querer.
Te quiero porque te odio un poquito, casi sin saber.
Te quiero porque no te puedo tener y odio no tenerte.
Y cuando te tenga, te voy a dejar de querer.

Wild is the wind

Salvaje es el viento sobre tu cara, tus dientes apretados, tu mirada fija, cristalina.
Inhala, exhala. Se te va la vida en ello.
Salvaje el viento sobre tu pelo, miles de líneas revoloteando en el aire.
Alguien a tu lado no deja de hablar, pero no entiendes nada.
No puedes ni siquiera verle la cara, está toda borrosa. Hoy ves borrosos todos los rostros.
Te preguntas qué es lo que ha ido mal, cómo has llegado hasta aquí; o si siempre has estado aquí y el problema es que no te has ido. En realidad te has ido de aquí a aquí, porque el allá es el mismo aquí.
Y así viajaras veinte mil kilómetros hacia cualquier dirección seguirías estando aquí.
Allí, en tus manos pequeñas y tus uñas sucias, aquí, en tus tripas.

Lluvia

Hoy estoy lloviendo.
Mis nubes parpadean.
Y mis manos como montañas recogen el agua.
Un mismo ciclo. Un mismo círculo.
Cuando hablo de cosas importantes no puedo evitar llover.
Y tratar de olvidarlo después, como cuando sale el sol después de un vendaval, la gente sale a tomar a el sol y se olvida de la lluvia.
Aún con los años me sorprende mi facilidad para llorar o llover, al fin y al cabo son la misma cosa,
Pero supongo que si lo hago es porque amo, porque me importa y porque tengo agua acumulada dentro de la cara, naturalmente.
Ahora que lloví estoy seca.
Pero de mis montañas algo está creciendo, éstas palabras.